17/1/25

Desesperanza

La desesperanza es la tentación de mirar paganamente nuestro tiempo. Hoy siempre es el día de la Salvación.

10/1/25

Lo singular del cristianismo

Si analizamos mínimamente el hecho religioso, observamos que el hombre, a lo largo de la historia, se relaciona con Dios fundamentalmente por dos razones: busca su favor o quiere evitar su ira.  Sin embargo, como ya hemos dicho aquí en alguna otra ocasión, en el cristianismo es Dios quien toma la iniciativa de buscar al hombre para salvarle (Lc 19, 10).

7/1/25

La vida y las tecnologías de "delegación masiva"

La vida es un regalo que debe ser acogido con gratitud, atención e implicación plenas. Esto alcanza a las cuestiones más "prosaicas" o rutinarias de la vida. De hecho, el ideal monástico cristiano sostiene que en la dedicación de nuestra atención, de manera plena, a lo cotidiano, hay una profunda vía hacia el conocimiento de Dios.

Lamentablemente, las tecnologías más recientes, entre las que cabe situar a la llamada inteligencia artificial, se comercializan como tecnologías de "delegación masiva" de nuestra atención. Cada vez más depositamos en estos "agentes" más tareas. Así ahorramos tiempo y ganamos en comodidad. Pero, ¿obtenemos con ello un mayor sentido de integridad personal, una mayor plenitud vital?

29/12/24

El agotamiento del secularismo

Es cada vez más evidente que el secularismo como proyecto muestra síntomas de agotamiento, sin una fuente de inspiración positiva que lo sostenga. Hubo un tiempo en que la ideología del progreso parecía poder sustituir como idea-fuerza a la esperanza cristiana. La realidad nos ha demostrado que la esperanza secular, ese "todo va a ir bien", desmentido por la realidad, no ha sido capaz de saciar el anhelo profundo de sentido presente en el corazón del hombre.

Buscándonos

Una de las características más singulares del cristianismo, y no siempre bien reconocidas, es que Dios siempre está ahí, buscándonos. Por eso su pregunta es siempre la misma: “¿Dónde estás?”. Y no porque no sepa dónde estamos, sino porque nosotros no sabemos dónde estamos, ni hacia dónde vamos cuando el pecado y la vergüenza nos hacen huir del Único que puede sanarnos.

Estrategias para Navidad

Una entrevista interesante al Obispo Erik Varden.

15/12/24

Contra los dogmas sociales contemporáneos

El llamado "nuevo ateísmo" (que nunca fue nuevo, pero esa es otra cuestión), en su momento de mayor apogeo, criticaba a las religiones en general, y al cristianismo en particular, por su supuesto irracionalismo. Sin embargo, hoy en día las acusaciones de los detractores del cristianismo son en gran medida morales, en lugar de racionales: nos atacan no por transgredir la razón, sino los dogmas sociales contemporáneos. Es decir, a los cristianos no se nos critica tanto porque creamos en milagros, sino por afirmar que los hombres y las mujeres son fundamentalmente distintos; que el sexo está reservado al matrimonio; que el matrimonio es una unión de por vida entre un hombre y una mujer, y está ordenado naturalmente a la procreación; y que el género de una persona corresponde al sexo que Dios le ha dado y es inalterable.

12/12/24

Transformar nuestra vida

Nosotros hacemos la voluntad de Jesús si transformamos nuestra vida en una continua obra de misericordia. En el fondo no es difícil, y no difiere mucho de lo que ya estamos haciendo. Se trata de llevar toda relación con el prójimo a un plano sobrenatural. Cualquier que sea nuestra vocación, de padres o madres, de campesinos o empleados, de diputados o de jefes de Estado, de estudiantes o de obreros, durante el día tenemos continuamente ocasión directa o indirecta de dar de comer a los hambrientos, enseñar a los ignorantes, soportar a las personas molestas, aconsejar a los que tienen dudas, o rezar por los vivos y por los muertos.
Chiara Lubich: "Meditaciones", 1964.

Cristo será mi claustro

No es precisamente el ruido exterior de la radio incesante del vecino, o el estrépito de los coches, o los gritos de los vendedores ambulantes, lo que quita el encanto a mi casa; es más bien cualquier bullicio dentro de mí lo que hace de mi morada una plaza sin protección de muros, porque está sin protección de amor.

El Señor está dentro de mí. Él querría mover mis actos, impregnar con su luz mi pensamiento, avivar mi voluntad, darme, en definitiva, la ley de mi estar y de mi andar.

Pero a veces está mi yo que no lo deja vivir. Si éste deja de estorbar, Dios mismo tomará posesión de todo mi ser y sabrá dar a estos muros la categoría de una abadía, y a esta casa la sacralidad de una iglesia; a mi forma de sentarme en la mesa, la dulzura de un rito; a mi atuendo, el perfume de un hábito bendecido; y al timbre de la puerta o del teléfono, la nota alegre de un encuentro con los hermanos que rompe, al tiempo que prolonga, el coloquio con Dios.

Chiara Lubich: "Meditaciones", 1964.

Invasión de amor

Un alma que ama es un pequeño sol en el mundo, que transmite a Dios. Un alma que no ama, vegeta, y es poco de la Iglesia, nada de María, antítesis de Cristo.

El mundo necesita una invasión de amor, y esto depende de cada uno. El hombre es el aljibe de este precioso elemento; el hombre en gracia de Dios.

Chiara Lubich: "Meditaciones", 1964.

No hay espina sin rosa

¡Qué pena pensar que muchísimos hombres no viven su vida! No viven porque no ven. Y no ven porque miran al mundo, las cosas, los familiares, los hombres, con sus propios ojos. Mientras que para ver bastaría seguir cada acontecimiento, cada cosa, cada hombre, con los ojos de Dios.
 
Ve quien está unido a Dios, quien reconociéndolo “Amor”, cree en su amor y razona como los santos: “Todo lo que Dios quiere y permite es para mi santidad”.
 
Por lo cual alegrías y dolores, nacimientos y muertes, angustias y gozos, fracasos y victorias, encuentros, conocimientos, trabajo, enfermedades y desocupaciones, guerras y calamidades, sonrisas de niño, afecto de madres, todo, todo es materia para nuestra santidad.
 
En torno a nuestro ser gira un mundo de valores de toda clase, mundo divino, mundo angélico, mundo fraterno, mundo amable y también mundo adverso, dispuestos por Dios para nuestra divinización, que es nuestro verdadero fin.
 
Y en este mundo cada uno es centro, porque ley de todo es el amor.
 
Y si para el equilibrio divino y humano de nuestra vida debemos amar, por voluntad del Altísimo, amar siempre al Señor y a los hermanos, la voluntad y la permisión de Dios, los otros seres -lo sepamos o no- sirven y se mueven en su existencia por amor a nosotros. En efecto, para quienes aman, todo coopera al bien.
 
Con los ojos apagados e incrédulos, a menudo no vemos que todos y cada uno han sido creados como un don para nosotros y nosotros como un don para ellos.
 
Pero es así. Un misterioso vínculo de amor une hombres y cosas, guía la historia, ordena el fin de los pueblos y de los individuos, en el respeto de la más alta libertad.
 
Pero después de algún tiempo en que el alma abandonada en Dios ha hecho ley suya “creer en el amor”, Dios se le manifiesta y ella, adquiriendo una visión nueva, ve que de cada prueba recoge nuevos frutos, que a toda lucha sigue una victoria, que sobre cada lágrima florece una sonrisa nueva, siempre nueva, porque Dios es la Vida, que permite el tormento, el mal, para un bien mayor.
 
Y comprende que el camino de Jesús no culmina en el vía crucis ni en la muerte, sino en la resurrección y en la ascensión al Cielo.
 
Entonces el modo de observar las cosas humanamente pierde color y sentido, y lo amargo ya no intoxica las breves alegrías de su vida terrena. Ya no le dice nada la melancólica frase: “No hay rosa sin espina”, antes bien, por la ola de la revolución del amor en que Dios la ha arrastrado, para ella cuenta más esta otra: “No hay espina sin rosa”.

 Chiara Lubich: "Meditaciones", 1964.

Te he encontrado

¡Te he encontrado en muchos lugares, Señor! Te he sentido palpitar en el silencio profundo de una ermita alpina, en la penumbra del sagrario de una catedral vacía, en el palpitar unánime de una muchedumbre que te ama y llena las arcadas de tu iglesia de cantos y de amor. Te he encontrado en la alegría. Te he hablado más allá del firmamento estrellado, mientras, de noche y en silencio, volvía del trabajo a casa. Te busco y a menudo te encuentro. Pero donde siempre te encuentro es en el dolor. Un dolor, cualquier dolor, es como el toque de campana que llama a la esposa de Dios a la oración. Cuando la sombra de la cruz aparece, el alma se recoge en el sagrario de su intimidad y, olvidando el tintineo de la campana te “ve” y te habla. Eres Tú, que vienes a visitarme. Y yo te respondo. “Heme aquí, Señor. A ti te quiero, a ti te he querido”. Y en este encuentro, mi alma no siente su dolor, pues está como como embriagada de tu amor, invadida por ti, embriagada por ti; yo en ti, Tú en mí, a fin de que seamos uno. Y luego vuelvo a abrir los ojos a la vida, a la vida menos verdadera, divinamente aguerrida, para librar tu batalla.

Chiara Lubich: "Meditaciones", 1964.

9/12/24

Vida cristiana

La fe cristiana no consiste en ganar el favor divino a través de un "buen obrar moral". Pero una vida vivida en "coordenadas cristianas", abierta a la acción del Espíritu Santo, tiene un gran potencial transformativo en nosotros y, por extensión, en los demás. Precisamente en esto radica nuestra fe.

27/11/24

De la comunidad a la "gestión"

Conviene precisar que la calidad no siempre puede compensar  los excesos de la cantidad: la cuestión del tamaño de una comunidad como esta no es indiferente. A partir de determinada escala, la vida cede paso a la gestión. No cabe duda de que la megachurch de los “evangélicos” es estimulante, pero si se quieren relaciones que no caigan en lo espectacular, en el pathos y el anonimato, hay que vivir de verdad con quienes tenemos cerca; es necesario que en esas fraternidades (que, evidentemente, se insertan en una comunidad mayor y hasta dentro de la inconmensurable comunión católica) nos podamos conocer de persona a persona, como dicen de los discípulos de Jesús los evangelios. Si no se da ese repliegue en grupos pequeños, no se ilumina realmente al mundo, porque entonces el mundo ya no se considera una constelación de rostros irreductibles, sino una masa que modelar, una clientela potencial con la que hacer caja.
Fabrice Hadjadj: "La suerte de haber nacido en nuestro tiempo", 2016.

25/11/24

El auge de lo experiencial

El hombre contemporáneo vive en una sociedad que paulatinamente ha ido dejando de lado la fe y la razón, para concentrarse en la experiencia. Es un hecho: la sucesión vertiginosa de experiencias nos entretiene, pero sin satisfacernos nunca plenamente.

14/11/24

La (buena) vida oculta

Recientemente he trabajado mucho con el legado del beato Jurgis Matulaitis, un gran confesor lituano que murió en 1927. Escribió en su diario: “Señor, permíteme ser un trapo de cocina en tu Iglesia, apto para limpiar suciedad y luego ser arrojado a algún rincón oscuro. Quiero ser usado y desgastado así para que tu casa esté un poco más limpia y brillante”.
En estos días, cuando una tendencia mundana quiere reformular la vocación cristiana en términos de guerras culturales que hay que ganar, necesitamos esta perspectiva. Nos desafía a dedicarnos fielmente a la obra salvífica permanente de Cristo, a dejarnos usar donde se nos necesita, sin preocuparnos por ser vistos y alabados, buscando el bien porque es bueno, amándolo porque es amable, compartiéndolo porque queremos que los demás sean genuinamente felices. Así es como se produce una verdadera renovación de la Iglesia. Así es como, poco a poco, se renueva la faz de la tierra.

Obispo Erik Varden

8/11/24

Creer o no creer

El premoderno sabe que cree; el moderno cree que sabe; el postmoderno cree que no cree.

Guillaume Paoli

5/11/24

El sufrimiento y su transformación

El sufrimiento mueve siempre a escándalo. Que pueda ser transformado por el amor es sublime.

3/11/24

Personas tratadas como objetos

Siempre que explico a mis alumnos las razones por las que la Fecundación In Vitro (FIV) es, para los católicos al menos, un desorden moral grave observo en ellos las mismas caras de pasmo e incredulidad. ¿Acaso los niños nacidos por este procedimiento son menos personas que los demás, poseen una menor dignidad?, me preguntan.

Es sencillo contestar: Un católico, cuando un espermatozoide fertiliza un óvulo, sabe que se halla ante una nueva persona, con una dignidad intrínseca, independientemente de en qué condiciones se haya producido esa fecundación. Evidentemente, las condiciones idóneas de fecundación son las determinadas por una relación sexual, fruto del amor conyugal entre un hombre y una mujer, unidos en esa realidad sacramental que llamamos matrimonio. Pero, incluso en condiciones moralmente cuestionables, como son una violación; una relación sexual fortuita, anónima, y en la que el amor está ausente; o una FIV, un católico ve siempre a una persona intrínsecamente digna.

Otra cosa es lo que "ven" quienes estén dispuestos a abortar a la criatura, tras una violación o una relación fortuita. Quizás más que una persona ven un "inconveniente". O quienes no encuentren reparos morales en "ver" a su hijo como el resultado de la "prestación de un servicio" por parte de un "proveedor" con el que ellos, los "progenitores/clientes", firman un contrato y acuerdan una retribución. Una retribución que puede incluir, por si lo anterior fuera poco, la eliminación o congelación de embriones "sobrantes", o la reducción embrionaria.

El fin no justifica los medios. Pero ya hay clínicas FIV "de barrio", como las academias de inglés, los gimnasios, o los centros Kumon. Un mundo feliz.

31/10/24

Dios no es una tecnología

El cristianismo consiste en rendirse a Dios, no en intentar manipular a Dios para que haga lo que queremos. Por supuesto, le pedimos que nos sane de enfermedades, arregle relaciones rotas, nos dé la victoria sobre nuestros enemigos, ese tipo de cosas. Pero el cristiano siempre debe saber que Dios es enteramente soberano y que Él puede decidir o no responder a nuestras oraciones como nosotros queremos, pues Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Pensar que Dios, y las cosas de Dios, son una mera “tecnología” que podemos utilizar para conseguir lo que queremos es sacrílego.

30/10/24

"Luce" no luce

De los creadores de "El sínodo de la sinodalidad más sinodalmente sinodal", llega ahora "Luce", el peregrino pop, con el que, se nos dice, se pretende conectar con los jóvenes. Uno tiene sus dudas. Más bien creo que los jóvenes (uno hace mucho que no lo es) considerarán el intento como algo bochornosamente ridículo. Y es que el diálogo con la juventud desde la condescendencia infantilizante nunca ha funcionado bien. La idea de "llegar" a los jóvenes mediante una religiosidad de consumo no suele funcionar. Por ejemplo, ¿dónde está hoy la generación de jóvenes de los 70, a la que, en algunos colegios católicos, se les proyectaba "Jesucristo superstar"? Pues eso.

29/10/24

Mundo tecnocompasional

Nuestra sociedad es lo que Bernanos llama la tripa. Es decir, la emotividad inmediata. Y lo que es muy interesante es que esta emotividad inmediata está muy ligada también al funcionamiento de las redes sociales.  Aprieto un botón y veo un drama…, y busco el botón para eliminar el drama. Estoy expuesto a horrores sobre los que no tengo ninguna incidencia, y le pido a una máquina que resuelva el problema.

Hay lo que podemos llamar una cultura ---aunque es más bien una anticultura---, que nos empuja permanentemente a la inmediatez. Todo el sistema informático está destinado a mejorar la instantaneidad de los resultados y, por lo tanto, a permanecer siempre en la superficie, en una especie de sobreexcitación. Y perdemos lo que es la paciencia del corazón, la profundidad del corazón, la capacidad de análisis del corazón.

Estamos en un mundo de falsa compasión, que empieza por una compasión muy emotiva, pero que busca inmediatamente lo que llamamos soluciones finales. Es este paso inmediato de la compasión a la exterminación. Esto vale, por supuesto, para las cuestiones relacionadas con el aborto y la eutanasia; pero también vale para la cuestión de la guerra en Ucrania o lo que está sucediendo en Israel.

Cuando uno descubre en las sociedades europeas la renovación del antisemitismo de manera inimaginable, es precisamente porque estamos encerrados en este mundo tecnocompasional donde vemos imágenes de la franja de Gaza destruida, de sufrimiento, y entonces nos preguntamos, “¿dónde está el botón para eliminar a los judíos?”. Y no entendemos la complejidad de la situación. Un mundo de tripas, de pulsiones, y la pulsión es, a la vez, la emotividad inmediata, pero también el dedo que se apoya sobre el botón de exterminio.
Fabrice Hadjadj, entrevistado por María José Atienza en Omnes, 25 de octubre de 2024.

20/10/24

Un proyecto en marcha: Huir de la hiperpolítica

La hiperpolítica es la política reducida a producto para el consumo emocional. El buen ciudadano debe preocuparse mucho, pero mucho, por montones de cosas sin importancia real, que son adecuadamente servidas por los medios de comunicación cada día, sin parar un instante. El objetivo es que nos preocupemos, pero nunca que actuemos, quizás porque la mayoría de las cuestiones que diariamente se nos sirven en nuestro menú-espectáculo han sido específicamente diseñadas para ser inactuables. Las cuestiones importantes, por actuables, se ocultan del menú-espectáculo. No existen.

Como todo el mundo sabe, el espectáculo requiere de dramatismo. Asomarse hoy a un telediario es sumirse en infografías basadas en datos ultraimpactantes, imágenes deslumbrantes, ritmos frenéticos, músicas pomposamente absurdas que no hacen sino subrayar la banalidad del conjunto. Resulta reveladora la innovación de que los presentadores, todavía humanos, dialoguen de pie entre ellos en un ridículo teatrillo.

Parece aconsejable salirse de esto. Háganme caso. Por higiene. Vayan más a Misa.

9/10/24

IA: Indigencia artificial

Llama la atención la falta de confianza en sí mismas, o el puro "tecnocatetismo", que muestran las universidades al subirse de manera entusiasta al carro de la industria de la inteligencia artificial. ¿No tuvieron bastante con el ridículo en que cayeron con sus propuestas de "metaverso", llamado a revolucionar hasta hace bien poco nuestra vida entera? ¿En serio que para esto ha quedado la Universidad? ¿Hasta ese nivel de indigencia intelectual hemos llegado? ¿Estamos condenados a ser una máquina de "optimización laboral" de chimpancés con pantalones?

29/9/24

Hay otra paz

Hay otra paz, que consiste en simplemente querer lo que Dios quiere. Lo único necesario, por tanto, es aceptar todas las circunstancias de la vida, y todo el efecto que parecen producir en uno, y utilizarlas como medio para aniquilar la propia voluntad, alegre y voluntariamente.
John Chapman OSB.

24/8/24

Vivir para generar contenidos

Hay una felicidad más tranquila. Sé que sostener esto es hoy contracultural, pues nuestra cultura favorece la actividad, especialmente la actividad comunicable, como fuente de felicidad. Vivir para generar contenidos.

18/8/24

La vida en los márgenes

Puede que nos hallemos ante una oportunidad irrepetible de reorientar la mirada. De los grandes focos de atención de nuestro tiempo, en su mayor parte colonizados por una turba sombría de individuos ajenos a todo lo que no sea el desmantelamiento de lo heredado, deberíamos dirigir la mirada hacia esos otros ámbitos que vuelven a quedar orillados en los arrabales menos prestigiosos de la civilización. Quizá sea allí, en la intimidad de esos espacios residuales desprovistos del interés y el afecto del gran mundo, donde nos sea dado encontrar, de nuevo, un atisbo de existencia verdadera, un rescoldo de luz humilde con el que señalar el camino a quienes vienen tras nosotros. El cálido aliento, en suma, de una fe limpia y restaurada a partir de la cual la vida pueda volver a desplegarse.
Carlos Marín-Blázquez: "La vida en los márgenes", El Debate, 19/02/2022.

11/8/24

La ideología del sentimentalismo

Desde hace unos años, la batalla política ha rebasado el marco que atañe a los intereses reales de una sociedad para adentrarse de lleno en lo más sagrado de la interioridad de la persona. Una vez que las clases dominantes han desechado el proyecto de acometer una verdadera transformación social en aras del bien común, lo que ahora prevalece es el afán de colonizar hasta el más recóndito pliegue de la conciencia del individuo. La potenciación del lenguaje como herramienta de infiltración ideológica ha permitido no sólo imponer una nueva moral y unas nuevas costumbres cuyos efectos últimos sobre el tejido de la convivencia todavía están por evaluar, sino orientar la sensibilidad colectiva hacia una forma de sentimentalidad completamente renovada.

Carlos Marín-Blázquez: "Prohibir la nostalgia", El Debate, 07/02/2022.

24/7/24

Pablo VI, profeta (y santo)

La vida social actual está marcada a menudo por la exuberancia, la agitación, la búsqueda insaciable de la comodidad y del placer, unidas a una creciente debilidad de la voluntad: solo recuperará su equilibrio mediante un aumento del dominio de sí, de la ascesis, de la pobreza, de la paz, de la sencillez, de la interioridad, del silencio. 

San Pablo VI, 1977.

19/7/24

A vueltas con los valores

Los valores requieren de alguien que valore. No dependen de la verdad, como en una cosmovisión trascendente, sino de lo que la voluntad elabore. De ahí lo que Carl Schmitt llamó la "tiranía de los valores".

13/6/24

Necesidades básicas antifamiliares

La posibilidad de abortar es percibida, por una gran parte del mundo, como un gran "logro social". Yo creo que es más bien la consecuencia lógica de una sociedad que no quiere prescindir de tres "necesidades básicas antifamiliares": el divorcio, la anticoncepción, y la pornografía.

7/5/24

Explicando la "ideología de los valores"

Algunas acusaciones de laconismo me llevan a tratar de explicar qué entiendo por "ideología de los valores" al referirme al posicionamiento comercial elegido por algunas instituciones educativas católicas. Eso intento aquí.

Cuando uso la expresión "ideología de los valores" me refiero a la propuesta que se hace desde una antropología de corte consumista, según la cual el estudiante universitario aspira a maximizar su potencial de generación de ingresos con el fin de poder consumir la mayor cantidad posible de bienes materiales y experiencias. Para satisfacer esta aspiración están la universidad y unos valores, supuestamente humanistas, y raramente especificados con claridad, pero que no son otros que la productividad, la eficacia, el utilitarismo, y la satisfacción acrítica del deseo personal.

Por el contrario, una universidad católica debería aspirar a proporcionar a sus estudiantes las bases de una antropología teológica, o trascendente, que les permitan razonar sobre sí mismos, la humanidad y el mundo a la luz de la Revelación. De manera natural, este proceso favorecerá que los estudiantes practiquen las virtudes cristianas y aprendan a desear lo correcto. Con ello alcanzarán la plenitud personal, que siempre debe anteponerse a la mera empleabilidad.

30/4/24

La ideología de los valores

Cuando la increencia se extiende, cuando la religión desaparece, sobreviene la "ideología de los valores".

2/4/24

La educación ambiental

Somos lo que nuestros padres nos enseñaron cuando no intentaban enseñarnos nada.

Umberto Eco

26/3/24

Soledad

Decía Giussani que el hombre, solo, no puede ser hombre. Hemos sido diseñados para la relación. Sin comunión, sin comunidad, caemos en la soledad, que es, de nuevo para Giussani, la ausencia de significado, de sentido; es la respuesta ausente al porqué de la historia, de mi historia, de la vida, de mi vida. La soledad es estar con uno mismo sin saber quién se es y para qué se vive.

4/2/24

¿Del bienestar a la fe?

Una cuestión, latente en cualquiera que se aproxime actualmente al fenómeno religioso (fundamentalmente católico), es la siguiente: ¿por qué la fe es vista por nuestros coetáneos como algo irrelevante, innecesario; algo que, más que rechazo, causa indiferencia? Quizás sea porque el utilitarismo dominante en nuestro estilo de vida exige un "para qué del creer". No parece descabellado, pues, pensar que la utilidad pudiera ser, hoy, el rasgo que haga inicialmente creíble para muchos la propuesta cristiana.

Tradicionalmente, la propuesta cristiana se ha centrado en la Revelación, combinada con el testimonio personal de la experiencia de la fe. Hoy esta aproximación parece mostrarse insuficiente, al menos con un buen número de personas. Quizás deba ser matizada o complementada. Pero, ¿cómo?

Es indudable que el hombre contemporáneo es particularmente sensible al bienestar. Y, sin querer convertir al cristianismo en una religión del bienestar (sería un reduccionismo inaceptable), sí que deberíamos ver la fe, en su propuesta al hombre contemporáneo, como una instancia promotora y reparadora de la vida, generadora de sentido y plenitud (un "hospital de campaña", en palabras del papa Francisco). Esto, en sí, contiene la dimensión salvífica, y puede llevar a un cambio de estilo de vida marcadamente cristiano (conversión). Nos estamos refiriendo a un modelo de bienestar en el que domine lo eudemonista frente a lo puramente hedonista (tan característico del hombre contemporáneo); es decir, una propuesta en la que predomine la autoaceptación, la autonomía, la calidad de las relaciones personales, y lo trascendente como posibilidad, frente a la mera satisfacción vital, los afectos positivos, y el placer proporcionado por lo estrictamente inmanente.

24/1/24

Sentido y atención

Somos una especie orientada, como las demás, a la supervivencia; pero también, y a diferencia de las demás, a dotar de sentido a la existencia. Si nuestra supervivencia se ve amenazada, o si no conseguimos dotar de un sentido a ésta, padecemos ansiedad y depresión, caemos en adicciones, e incluso en ideaciones suicidas.

De manera general, podemos distinguir dos estructuras generadoras de sentido. Por un lado, tener relaciones personales satisfactorias, bien sean con familiares, amigos o compañeros de trabajo, sabemos que proporciona sentido, siempre y cuando dichas relaciones nos hagan sentirnos valorados, y percibamos que tienen un impacto positivo sobre los demás. Resulta obvio que nuestra sociedad no favorece este tipo de relaciones; de hecho, favorece justo lo contrario: el individualismo, la desconfianza mutua, la deconstrucción familiar, y la competitividad laboral.

Una segunda estructura generadora de sentido es la religión, que aquí debe entenderse en sentido amplio: la toma de conciencia de que la persona forma parte de una cosmovisión trascendente. No parece que el secularismo cientificista, origen y causa del indiferentismo religioso que padecemos, haya convertido a la correspondiente cosmovisión materialista en fuente de sentido.

Afortunadamente, reparar estas fallidas estructuras de sentido es relativamente sencillo. Basta con recuperar el hábito de la atención. Si prestamos atención, de manera auténtica, directa, sin metaversos ni realidades virtuales, a las personas que tenemos a nuestro alcance, y a la porción de Creación que nuestros sentidos detectan sin amplificaciones tecnológicas, progresivamente anidará el sentido en nuestro interior. ¿Hacemos la prueba?

"Libres"

"Libres" (2023) es una película-documental, del director Santos Blanco, sobre la vida contemplativa. En ella encadena una serie de testimonios de monjes y monjas de clausura de distintos monasterios de España; los testimonios se reparten en tres secciones: "Camino", "Verdad", y "Vida". La película resulta por tanto muy discursiva: dominan los planos de religiosos ofreciendo sus testimonios sobre los que podríamos llamar más inmersivos, que nos muestran la actividad real de los religiosos en sus conventos. No estamos, por tanto, ante una aproximación cinematográfica del tipo de "El gran silencio" (Phillip Gröning, 2005) o de la serie italiana para la televisión "I passi del silenzio" (TV2000it). Aun así, creo que la película consigue trasladar una idea clara de la vida contemplativa, que puede resultar especialmente interesante a personas desconocedoras de esta importante realidad de la Iglesia Católica.

4/1/24

A este lado del metaverso

Una de las tareas más urgentes de nuestro tiempo es aprender de nuevo a diferenciar entre el mundo del espíritu y su simulacro digital.

Mary Harrington: "Surviving the metaverse", First Things, febrero de 2023.

1/1/24

¡Cristo nos ha redimido!

103. [...] Sería un error gravísimo concluir... que la norma enseñada por la Iglesia es en sí misma un "ideal" que ha de ser luego adaptado, proporcionado, graduado a las —se dice— posibilidades concretas del hombre: según un "equilibrio de los varios bienes en cuestión". Pero, ¿cuáles son las "posibilidades concretas del hombre"? ¿Y de qué hombre se habla? ¿Del hombre dominado por la concupiscencia, o del redimido por Cristo? Porque se trata de esto: de la realidad de la redención de Cristo. ¡Cristo nos ha redimido! Esto significa que él nos ha dado la posibilidad de realizar toda la verdad de nuestro ser; ha liberado nuestra libertad del dominio de la concupiscencia. Y si el hombre redimido sigue pecando, esto no se debe a la imperfección del acto redentor de Cristo, sino a la voluntad del hombre de substraerse a la gracia que brota de ese acto. El mandamiento de Dios ciertamente está proporcionado a las capacidades del hombre: pero a las capacidades del hombre a quien se ha dado el Espíritu Santo; del hombre que, aunque caído en el pecado, puede obtener siempre el perdón y gozar de la presencia del Espíritu.

104. En este contexto se abre el justo espacio a la misericordia de Dios por el pecador que se convierte, y a la comprensión por la debilidad humana. Esta comprensión jamás significa comprometer y falsificar la medida del bien y del mal para adaptarla a las circunstancias. Mientras es humano que el hombre, habiendo pecado, reconozca su debilidad y pida misericordia por las propias culpas, en cambio es inaceptable la actitud de quien hace de su propia debilidad el criterio de la verdad sobre el bien, de manera que se puede sentir justificado por sí mismo, incluso sin necesidad de recurrir a Dios y a su misericordia. Semejante actitud corrompe la moralidad de la sociedad entera, porque enseña a dudar de la objetividad de la ley moral en general y a rechazar las prohibiciones morales absolutas sobre determinados actos humanos, y termina por confundir todos los juicios de valor.

San Juan Pablo II: "Veritatis splendor", 1993.

Silencio de Nazaret

Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que solo Dios ve.
San Pablo VI: "Alocución en Nazaret", 5 de enero de 1964.

30/12/23

Filiación divina

El saberse hijo de Dios hace adquirir al cristiano, en todas las circunstancias de su vida, un modo de ser en el mundo esencialmente amoroso, que es una de las manifestaciones principales de la virtud de la fe; el hombre que se sabe hijo de Dios no pierde la alegría, como no pierde la serenidad. La conciencia de la filiación divina libera al hombre de tensiones inútiles y, cuando por su debilidad se descamina, si verdaderamente se siente hijo de Dios, es capaz de volver a Él, seguro de ser bien recibido.

 Francisco Fernández Carvajal: "Hablar con Dios", Navidad, n. 35, 1986.

21/12/23

Bendiciones

Vaya por delante que no creo que la intención del PP Francisco sea mala. Más bien creo lo contrario: le inspira su condición de pastor, y el deseo de que la misericordia de Dios alcance a cuanta más gente, mejor. Pero el fin no justifica los medios. Y el medio elegido, la Declaración Fiducia supplicans, a mi juicio, favorece la chapucería, el desorden, y el desconcierto entre los fieles.

Para mí es muy significativo observar de qué no se habla en Fiducia supplicans. De lo que no se habla es de la pretensión última de las personas que buscan la bendición, sean homosexuales o no. Hago notar que en el texto de la Declaración se habla repetidamente de "situaciones irregulares y parejas homosexuales", sin definir en qué consiste la "irregularidad". Irregular es la situación de una pareja en la que al menos uno de los miembros es divorciado. Pero irregular es también la situación de una pareja que vive una relación incestuosa. Como irregular es la de una pareja que cohabita sin contraer matrimonio. ¿Qué buscan, al solicitar una bendición, estas personas en la Iglesia? ¿Les anima un deseo de conversión? ¿Es explícito ese deseo de conversión ante el sacerdote? ¿Lleva aparejado la necesidad de algún tipo de acompañamiento? Si es así, lo adecuado es la vía sacramental: la confesión. Que es siempre individual. Si no es así, si no existe un deseo de conversión explícito, sino una difusa demanda de reconocimiento de "lo potencialmente bueno y verdadero que hay en una unión de dos personas", entonces creo que lo que urge es un discernimiento que permita llegar a ese deseo de conversión. Y, para ese discernimiento, hay que invocar al Espíritu Santo, pero no sólo a través de una bendición, sino constantemente, en un proceso de acompañamiento pastoral que no puede tener nada de "espontáneo".

Por tanto, estas bendiciones parecen innecesarias (existen alternativas a ellas como las que indico más arriba); resultan de un ejercicio de equilibrio (para no caer en la contradicción) que resulta grotesco; y, lo peor, crean confusión. 

Al pastor se le pide que, imitando al Maestro, salga a buscar a la oveja perdida, pero una "oveja perdida" no es un lobo que se considera oveja y exige ser tratado como tal.

18/12/23

El cosmos como realidad sacramental

No mirar la naturaleza, no amar la naturaleza, en el fondo significa no querer leer un escrito que Dios nos envió por amor a nosotros.

El cosmos no es sólo un modo con el que el Creador explica al hombre las cosas. Es además una realidad que lo contiene. No temo decir que es una especie de Hostia que oculta, bajo su velo de misterio, a Dios mismo.

Carlos Carretto: "Lo que importa es amar", 1976.

Querer ir a Él

Querer ir a Él, buscarle a Él sólo, su voluntad, su amor. Querer ir a Él con todo nuestro ser, cual salió de sus manos y cual ha quedado por nuestros pecados.

Querer ir a Él con nuestro espíritu y con nuestro cuerpo, con nuestra fatiga diaria y con la gracia que nos ha sido dada, con nuestros hermanos que luchan con nosotros y con la aspiración de todo el cosmos.

Carlos Carretto: "Lo que importa es amar", 1976.

8/12/23

La supervivencia de la religión

Una de las razones por las que la religión ha sobrevivido en el mundo  moderno, a pesar de los últimos cuatro siglos de secularización, es que responde a las tres preguntas que todo ser humano mínimamente reflexivo se hará en algún momento de su vida: ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo he de vivir? 

Estas preguntas no pueden ser respondidas por las cuatro grandes instituciones del Occidente moderno: la ciencia, la tecnología, la economía de mercado y el Estado democrático liberal. En  efecto: la ciencia nos dice cómo, pero no por qué. La tecnología nos da poder, pero no puede decirnos cómo usarlo. El mercado nos da opciones, pero no nos dice cuáles de ellas nos convienen más. El Estado democrático liberal, por principio, se abstiene de respaldar cualquier filosofía de vida concreta. 

El resultado es que la cultura contemporánea nos presenta una gama casi infinita de posibilidades, pero no nos dice quiénes somos, ni por qué estamos aquí, ni cómo debemos vivir.

Vidas escondidas

En medio de tantas discusiones y encuestas sobre el cristianismo en nuestro tiempo, sobre su “inadaptación”, sobre su “ineficacia”, etc., discusiones y encuestas que, bien llevadas, pueden ser muy útiles, y que pueden ser en sí mismas un signo de vitalidad, existe una consideración muy sencilla que sería bueno, sin embargo, recordar. Y es que los mejores cristianos, los más auténticos y los más vivos, no se cuentan forzosamente, y aun generalmente, entre los sabios ni entre los hábiles. Entre los intelectuales ni entre los políticos. Entre los detentadores del poder o de la riqueza. Entre las “autoridades sociales”. En consecuencia, su voz resuena raramente en las encrucijadas o en la prensa, sus actos no tienen, ordinariamente, ningún brillo ni preocupan al público. Su vida está escondida a los ojos del mundo, y si llegan a la notoriedad, sólo es por excepción, en un círculo reducido, o al anochecer. Incluso dentro de la Iglesia, con frecuencia pasan desapercibidos, y el fiel dispuesto a la crítica los ignorará de buena fe, aunque estén, quizá, a su lado. Muchos santos no fueron conocidos hasta después de su muerte, y muchos, aun después de su muerte, permanecen desconocidos. Aun aquellos que tuvieron un papel importante que representar fueron desconocidos por la mayor parte y, en sus hermosas empresas, combatidos o abandonados. A pesar de todo, son estos hombres los que, más que todos los otros, contribuyen a hacer que esta tierra no sea un infierno. Ahora bien, la mayor parte apenas se preguntaron, incluso hoy, si su fe estaba “adaptada”, ni si era “eficaz”. Les bastaba vivirla, como de la realidad misma, siempre la más actual, y los frutos que se derivan, frutos asimismo con frecuencia escondidos, no son menos hermosos, ni menos nutritivos. Cualquiera que sea el estado del mundo, estos frutos siempre serán necesarios, para conservarlos o darnos alguna esperanza».

Henri de Lubac: "Paradojas y nuevas paradojas", 1966.

13/10/23

Llamados a dar testimonio

En un mundo en el que la desconfianza y la agresividad parecen ir ganando terreno, nuestra primera preocupación ha de ser la de vivir con esmero la caridad en todas sus manifestaciones. Cuando quienes nos tratan ---por muy alejados que se encuentren de Dios--- vean que nos fiamos de ellos, que estamos dispuestos a prestar una ayuda, a sacrificarnos por el bien de personas que incluso no conocemos, que no guardamos rencor, que no somos negativos ni hablamos nunca mal de nadie, que siempre nos encontrarán dispuestos a colaborar..., pensarán que los cristianos somos muy diferentes, porque seguimos a Alguien, a Cristo, muy particular. No quiere decir esto que nunca tengamos diferencias con los demás, sino que las manifestamos sin aire de agravio, sin poner en duda la buena fe de las personas, sin atacar, aunque estemos muy lejos de sus ideas. Cuando nadie queda excluido de nuestro trato y de nuestra ayuda, entonces estamos dando testimonio de Cristo.

Francisco Fernández Carvajal: "Hablar con Dios", Tiempo Ordinario, 26ª semana, jueves.

2/10/23

Recordando a Tim Keller

La auténtica guerra cultural es la que se libra en nuestros corazones desordenados, inmersos en nuestros incontrolables deseos de cosas que no hacen sino controlarnos, hacer que nos sintamos superiores a quienes no las tienen, y a quienes por ello excluimos de nuestra consideración. Cosas que, encima, no nos satisfacen cuando las tenemos.

 Tim Keller: "The reason for God", 2008.

20/9/23

Observo que...

...la gente está tan distraída por lo que las tecnologías nos ofrecen casi sin "rozamiento", que les resulta difícil prestar atención a su propia infelicidad.