13/1/23

Contagiar nuestra esperanza

A veces parece que nos olvidamos de que la redención que Cristo trae se extiende a toda la Creación, no sólo a los creyentes, ni siquiera a los humanos. Todos los átomos del universo serán convertidos en "unos cielos nuevos y una nueva tierra en los que habite la justicia" (2 Pedro 3, 13). Pablo lo expresó de una manera quizás más poética: "Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy toda la Creación está gimiendo y sufre dolores de parto. Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo" (Romanos 8, 19-23).

Mientras esperamos la venida definitiva de Cristo, y la inauguración de los tiempos nuevos, estamos llamados a ser ya ahora, con la ayuda del Espíritu Santo, colaboradores en el proyecto de construcción del nuevo mundo que, con su encarnación, Cristo inició. Esta es la esperanza que, con nuestra vida, hemos de transmitir a los hombres ahora.