19/8/20

Arrepentirse

El ser humano, desde el Génesis, ha querido ser independiente de Dios. Sin embargo, Dios nunca ha dejado de buscar su libre conversión. Al hombre sólo le pide un gesto mínimo: colocar su mano en la manilla y entreabrir una puerta, la del arrepentimiento. Del resto se encargará la Gracia.

El mundo ve, cada vez más, ese mínimo gesto como algo radical y fundamentalista. En efecto: es la vía de acceso a una vida nueva.