28/4/20

Sumisión

Pero, reconozcámoslo, hoy por hoy –y por discordante que suene– es la sumisión la que manda. La manera más socorrida de no reconocer algo tan molesto –humillante incluso– consiste paradójicamente en suponer que el sometimiento es algo impuesto por otros y rechazado (sin éxito) por quienes lo padecemos. No es así. Por su propia índole, la sumisión es algo aceptado –procurado incluso– porque nos descarga del peso casi insoportable de la libertad.

El atractivo de la sumisión estriba en que no conlleva esfuerzo ni implica responsabilidad. Presenta todas las ventajas de lo dado y ninguno de los duros inconvenientes de aquello que sólo se alcanza con el empeño y el compromiso personal. La carga de libertad se nos puede haber hecho demasiado gravosa y hemos ido descubriendo que no pasa nada si prescindimos de ella.

Alejandro Llano: En el Prólogo a su "Otro modo de pensar" (2016).