29/4/20

La realidad y el deseo

San Pablo nos deja claro que Dios es conocible desde la creación, desde la contemplación de lo creado, desde la realidad:

Porque, desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante las obras. (Rom 1, 20)

La Escritura, desde el mismo Génesis, ya nos advierte de que el deseo del corazón humano, la mera apetencia, la "subjetividad", nos alejan de Dios:

No volveré ya más a maldecir a la tierra por el hombre, pues los deseos del corazón humano, desde la adolescencia, tienden al mal. (Gen 8, 21)