30/3/23

Maternidad subrogada

31. Igualmente contraria a la dignidad de la mujer, a la unidad del matrimonio y a la dignidad de la procreación de la persona humana es la maternidad subrogada. Implantar en el útero de una mujer un embrión que le es genéticamente ajeno o fecundarla con el compromiso de entregar el bebé a un cliente, significa fragmentar la maternidad, reduciendo la gestación a una incubación irrespetuosa de la dignidad y del derecho del hijo a ser «concebido, gestado, traído al mundo y educado por los propios padres» [82]; instaura, en detrimento de la familia, una división entre los elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen. 

32. Aunque no puede aprobarse la modalidad con la que se obtiene la fecundación, «todo niño que llega al mundo deberá, en todo caso, ser acogido como un don viviente de la bondad divina y deberá ser educado con amor» [83].

Nueva Carta de los Agentes Sanitarios, Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, 2017.