El espíritu del Adviento es de esperanza y de espera gozosa, pero no de celebración anticipada. No resulta nada fácil mantener ese espíritu ante las presiones estimulantes del consumo, que han convertido las semanas anteriores a Navidad en tiempo de grandes compras y de gastos extraordinarios. Debemos combatir ese incentivo del espíritu consumista y trabajar por una comprensión y observancia de este tiempo.
[...] El Adviento no es un tiempo de penitencia al estilo de la Cuaresma. Una esperanza gozosa, más bien que la penitencia, es la nota principal de este tiempo. En modo alguno significa esto que podamos ignorar o restar importancia al elemento ascético. El llamamiento a la penitencia, a la conversión, y a la renovación de nuestra vida está muy presente. [...] El Adviento, como la Cuaresma, es un tiempo favorable para emprender un cambio del corazón y para dar un nuevo y decisivo paso en nuestra andadura espiritual.
Vincent Ryan, OSB: Adviento-Epifanía, 1986.