Misión: Vivir católicamente en un mundo secularizado
- El mundo está fuertemente secularizado. Para la mayoría, Dios no está, ni se le espera.
- Esta secularización no es reciente; es el resultado de numerosas
tendencias desacralizadoras y fragmentadoras que se han ido elaborando a
lo largo de los siglos.
- Es ingenuo creer que es posible invertir rápidamente, desde la acción
política, este proceso. Al contrario, la inversión es posible, pero será
lenta, y tediosa: requerirá un trabajo callado y humilde de una
minoría, la católica, que reside ya en la periferia del sistema.
- Porque si hay algo esencial a la identidad católica es el hecho de que
estamos llamados a vivir en el mundo, pero sin ser del mundo.