Le ofrecemos incienso, el perfume que, quemado cada tarde en el altar,
era símbolo de la esperanza puesta en el Mesías. Son incienso los
"deseos", que suben hasta el Señor, de llevar una vida noble, de la
que se desprenda el bonus odor Christi (2 Cor 2, 15), el perfume de
Cristo. Impregnar nuestras palabras y acciones en el bonus odor, es
sembrar comprensión, amistad. Que nuestra vida acompañe la vida de los
demás hombres, para que nadie se encuentre o se sienta solo...
El buen olor del incienso es el resultado de una brasa, que quema sin
ostentación una multitud de granos; el bonus odor Christi se advierte
entre los hombres no por la llamarada de un fuego de ocasión, sino por
la eficacia de un rescoldo de virtudes: la justicia, la lealtad, la
fidelidad, la comprensión, la generosidad, la alegría.
Francisco Fernández Carvajal: "Epifanía del Señor", en "Hablar con
Dios", Adviento-Navidad-Epifanía.