El temor es un fenómeno cada vez más extendido. Se tiene miedo de casi
todo. Muchas veces es el resultado de la ignorancia, del egoísmo (la
excesiva preocupación por uno mismo, la ansiedad por males que tal vez
nunca llegarán, etc.), pero, sobre todo, es consecuencia de que en
ocasiones apoyamos la seguridad de nuestra vida en fundamentos muy
frágiles. Nos podríamos olvidar de una verdad esencial: Jesucristo es,
siempre, nuestra seguridad. No se trata de ser insensibles a los
acontecimientos, sino de aumentar nuestra confianza y de poner, en
cada caso, los medios humanos a nuestro alcance. No debemos olvidar
jamás que estar cerca de Jesús, aunque parezca que duerme, es estar
seguros.
Francisco Fernández Carvajal: "Hablar con Dios", Adviento-Navidad-Epifanía.