25/2/17

Diligencia

Hay dos virtudes humanas ---la laboriosidad y la diligencia--- que se confunden en una sola: en el empeño por sacar partido a los talentos que cada uno ha recibido de Dios. Son virtudes porque inducen a acabar las cosas bien.

El que es laborioso aprovecha el tiempo. Hace lo que debe y está en lo que hace, no por rutina, ni por ocupar las horas, sino como fruto de una reflexión atenta y ponderada. Por eso es diligente. El uso normal de esta palabra ---diligente--- nos evoca ya en su origen latino. Diligente viene del verbo diligo, que es amar, apreciar, escoger como fruto de una atención esmerada y cuidadosa. No es diligente el que se precipita, sino el que trabaja con amor, primorosamente.

San Josemaría Escrivá, "Amigos de Dios".