El mundo no sólo no cesa de ofrecernos formas de satisfacer nuestros deseos, sino que nos propone constantemente nuevos objetos de deseo. Sin embargo, pese a la generación y perfeccionamiento de todo tipo de "anestésicos vitales", el hombre percibe que el sufrimiento no es del todo evitable, lo que le genera ansiedad y frustración.
Afortunadamente, disponemos de una tradición, la católica, que nos dirige hacia "vivir bien". De acuerdo con esta tradición, se puede vivir bien en medio del sufrimiento, si se entiende la relación que existe entre el sufrimiento y el amor. Así, vive bien quien ve en el sufrimiento una oportunidad para aprender a amar en profundidad. Vive bien quien sirve amando y ama sirviendo. Vive bien quien busca realizar la voluntad de Dios.