Las grandes caídas, las que causan serios destrozos en el alma, y en ocasiones con resultados casi irremediables, proceden siempre de la soberbia de creerse mayores, autosuficientes. En esos casos, predomina en la persona como una incapacidad de pedir asistencia al que la puede facilitar: no sólo a Dios; al amigo, al sacerdote. Y aquella pobre alma, aislada en su desgracia, se hunde en la desorientación, en el descamino.
San Josemaría Escrivá de Balaguer: "Amigos de Dios", 147.
San Josemaría Escrivá de Balaguer: "Amigos de Dios", 147.