7/2/11

Prisa, prisa, prisa

¿Por qué prisa? ¿La tienen acaso los enamorados al despedirse? Parece que se van y no se van; vuelven una y otra vez, repiten palabras corrientes como si las acabasen de descubrir... No os importe llevar los ejemplos de amor humano noble y limpio a las cosas de Dios. Si amamos al Señor con este corazón de carne, no poseemos otro, no habrá ninguna prisa por terminar ese encuentro, esa cita amorosa con él.
San Josemaría Escrivá de Balaguer.