Los apóstoles, los discípulos de Jesús, vieron resucitar a Lázaro, arrancarle de la realidad de la muerte y devolverle a la realidad de la vida. ¿Por qué entonces resulta tan novedoso para ellos que Jesús resucite, si Él mismo pudo resucitar a otros? ¿Qué algo más les aporta la Resurrección de Jesús?
Si uno lee los relatos evangélicos de las apariciones de Cristo resucitado, observa que Cristo, a diferencia de Lázaro, no se muestra como era antes de morir. De hecho, no es inmediatamente reconocido por María ni por los discípulos de Emaús.
La Resurrección de Jesús no es sólo la supervivencia del maestro (¡Rabbuni!); es algo más lo que se instala en los corazones: es la garantía de redención.