La cosmovisión cristiana está basada en la construcción de un reino de paz, justicia y amor contando con la libertad del hombre, y pasando por la cruz, el sufrimiento. La cosmovisión de los regímenes totalitarios está basada en la construcción de un reino de paz, justicia y amor sin contar con la libertad del hombre. Esta segunda cosmovisión a veces se presenta como una alternativa al supuesto fracaso de la primera.
Conviene no perder de vista que la cosmovisión cristiana no promete la construcción del reino en la tierra. El propio Cristo se preguntaba si encontraría fe en la tierra cuando volviera, al final de los tiempos, a restaurar todo en Él (Lc 18, 8).
La fe no se conserva por inercia, ni por tradiciones humanas, ni por la existencia de miles de libros, ni por adaptaciones al mundo (cf. Rm 12,2). La fe se mantiene donde hay hombres y mujeres que miran a Cristo, Señor del mundo y de la historia, y hacen un acto humilde, sencillo, valiente y confiado, de adhesión al Maestro y a su Iglesia.
Juan Pablo II: Redemptoris missio, n. 2.