30/12/20

Resonancia social

Una de las grandes tentaciones a las que se ve sometido el hombre contemporáneo, actualmente exacerbada por el influjo de las nuevas tecnologías de comunicación, es el afán de notoriedad o de resonancia social. Las empresas, cuyo fin último es que consumamos irreflexivamente sus productos, generan constantemente señuelos (publicidad) para que "caigamos" en esta tentación. También los llamados "influencers" basan su actividad en alcanzar esa resonancia social inmediata entre sus seguidores; al igual que las empresas, de ella se valen para rentabilizar económicamente sus "contribuciones". Por si no fuera suficiente, a esta tentación se le suma la de la neofilia, o culto a la novedad, al instante, a "lo de hoy". Quizás sea oportuno meditar sobre la medida en que estas dos tentaciones puedan afectar al apostolado cristiano. 

En la Octava de Navidad la liturgia nos presenta algunas imágenes de la infancia de Jesús, de lo que se denomina su "vida oculta". Poseemos muy poca información sobre esos 30 años de Jesús. Vistos en la totalidad de su vida, parecerían unos años "desperdiciados", sumidos en una actividad ordinaria, familiar y profesional, probablemente sin salir apenas de Nazaret, sin "resonancia social" aparente. Constituyen un misterio del que cabe extraer una enseñanza: menos puede ser más.

Por otra parte, como bautizados, estamos llamados a la acción apostólica, a transmitir la buena noticia de la redención. Quizás hoy nuestro apostolado deba ser discreto y cercano, confiando en que la acción del Espíritu Santo siempre será el auténtico motor de resonancia de nuestras acciones, una resonancia que puede no resultar siempre inmediata, ni siquiera evidente.