En una entrada reciente criticaba la estrategia de un manifiesto en contra de la eutanasia. Los proponentes de la eutanasia creen que ésta debe estar a disposición de las personas que padezcan un sufrimiento físico o moral que juzguen insoportable. El manifiesto aludido parece proponer la lógica de que, si eliminamos el sufrimiento, la eutanasia será innecesaria; concentrémonos, pues, en la eliminación del sufrimiento. Esta lógica no es católica. No es ni siquiera realista.
Aun cuando nuestro objetivo debe ser siempre paliar, en la medida de lo posible, el sufrimiento humano, la lógica católica prioriza su trascendencia, no su eliminación. Precisamente la trascendencia del sufrimiento es la que hace innecesaria la eutanasia.