Del Taco del Sagrado Corazón:
«No sabemos dónde lo han puesto». El sepulcro vacío de Jesús genera en María Magdalena desconcierto, desazón, tristeza…. Simón Pedro, que es el primero en entrar, ve las vendas y el sudario… pero no cree. El primero que «vio y creyó» es el «otro discípulo».
Contrasta este relato de Juan con la lectura de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro afirma públicamente y con contundencia la Resurrección de Jesús. La afirma diciendo: «Dios lo resucitó y nos lo hizo ver».
También nosotros, pese a tantos años de historia de fe, a nuestra historia de seguimiento, a tantos testigos, seguimos siendo muchas veces escépticos de la Resurrección de Jesús.
«Jesús vive», decimos, y, sin embargo, a veces pensamos, decimos y actuamos como si no viviera, como si solo fuese un personaje, admirable, eso sí, del pasado. Hablamos de él, pero no le hablamos a él; ponderamos lo que hizo, pero no captamos lo que hace; lamentamos que ya no esté, mientras camina a nuestro lado. Por todo ello necesitamos la gracia de Dios «que nos lo haga ver» para creer como ese «otro discípulo» que podemos ser cada uno de nosotros.
Contrasta este relato de Juan con la lectura de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro afirma públicamente y con contundencia la Resurrección de Jesús. La afirma diciendo: «Dios lo resucitó y nos lo hizo ver».
También nosotros, pese a tantos años de historia de fe, a nuestra historia de seguimiento, a tantos testigos, seguimos siendo muchas veces escépticos de la Resurrección de Jesús.
«Jesús vive», decimos, y, sin embargo, a veces pensamos, decimos y actuamos como si no viviera, como si solo fuese un personaje, admirable, eso sí, del pasado. Hablamos de él, pero no le hablamos a él; ponderamos lo que hizo, pero no captamos lo que hace; lamentamos que ya no esté, mientras camina a nuestro lado. Por todo ello necesitamos la gracia de Dios «que nos lo haga ver» para creer como ese «otro discípulo» que podemos ser cada uno de nosotros.