Amar a Dios en silencio, y sólo una voluntad: la de Cristo. (p. 41)
Callemos, lo mismo cuando somos consolados que cuando estamos a solas con nuestra cruz. (p.41)
La soledad del que está con Dios no es triste. (p. 44)
Callen los hombres, callen las criaturas, callemos a todo, para que en el silencio oigamos los susurros del amor. (p. 46)
Silencio: amores divinos volando en los claustros; a veces dolor, flor de sacrificio; en música callada, en soledad sonora. (p. 57)
Cuántos ratos me tengo pasados escuchando el silencio solemne de la naturaleza. (p. 63)
Deja que Dios se apodere de ti, y entonces... tu vida será una espera serena, sin impaciencias, sin temores. (p. 68)
Dios no ha hecho nada inútil. (p. 81)
Tomado de: "San Rafael Arnáiz Barón, peregrino", selección de textos de D. Rafael Palmero Ramos, Obispo Auxiliar de Toledo, Gestión Editora, 2009.