Decía María Zambrano que la crisis de la sociedad europea es una crisis de relación con la realidad, de pérdida de confianza ante la propia vida. Para salir de esta angustiosa inseguridad existencial, hoy se le propone al hombre un camino de "realización de la persona". Este camino parte de dos premisas: (1) el hombre puede autodeterminarse ejerciendo una libertad absoluta, sin límites ni condicionamientos de ninguna clase; y (2) el hombre "autodeterminado" debe exigir que el orden jurídico se modifique, generando, si es preciso, nuevos derechos individuales que aseguren su "autodeterminación".