Estamos llamados a luchar contra el egoísmo, a amar a Dios y a los hombres, y a servirnos de las cosas. Cuando intentamos servirnos de Dios y de los hombres, y amamos a las cosas, caemos en el egoísmo o incapacidad de amar.
[Inspirado por unas palabras similares de san Agustín.]