Él quiso quedarse bajo las apariencias del pan y el vino precisamente para servir de alimento y, por tanto, de fortaleza para los débiles y enfermos. No se quedó para ser premio de los fuertes, sino remedio de los débiles. Y todos somos débiles y nos encontramos algo enfermos.
Francisco Fernández Carvajal: "Hablar con Dios", Adviento-Navidad-Epifanía.