La escucha atenta de la palabra de Dios ilumina la vida del discípulo. La luz que recibe no sólo ilumina las tinieblas de su interior, sino que además el Señor pone al discípulo como candil que ilumina a los demás. Dejemos que el Señor nos ilumine con su palabra para que nuestro testimonio sea a la vez luz para el mundo.David Amado Fernández(?) [Tomado de Magnificat]