2/5/10

Desconfianza

Tras el pecado original un muro separa al hombre de Dios: la desconfianza. Librarse de esa desconfianza, con la ayuda del Espíritu Santo, quizás sea santificarse.

El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
CIC, n. 397.

Estamos llamados a confiar en Dios, pero no lo hacemos. Nos cuesta abandonarnos en las manos del Señor para disfrutar de auténtica Paz, del Verdadero Reposo.

Así dice el Señor: "Situaos en los caminos y mirad, informaos de los senderos tradicionales, de cuál es el buen camino y seguidlo. Así hallaréis reposo".
Jer 6, 16.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
Salmo 138, 23-24.

Abandonment alone guides me. I have no other compass.
Santa Teresa de Lisieux, The Little Way for Every Day.