19/4/10

Juan vio y creyó. Pero, ¿qué vio?

De Jn 20, 1-8:

1 El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada.2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:

—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!

3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro.4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro.5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró.6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte.8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.


Juan ve las vendas y espera. Luego ve el sudario "enrollado en un lugar aparte". Y cree en la Resurrección del Señor.

Da la sensación de que Juan reconoce la mano del Señor en cómo está enrollado el sudario; es como si identificara el "sello del Señor" en ese sudario perfectamente colocado. "Es el Señor", gritará un poco más tarde, nada más verificarse la pesca milagrosa (Jn 21, 7). Cuántas veces en nuestra vida podríamos gritar lo mismo, si estuviéramos un poco pendientes de reconocer la acción del Señor en ella...