Cuando deseemos orar no hay necesidad de buscar a Dios fuera de nosotros mismos. Toda alma en estado de gracia tiene a Dios dentro de ella misma, buscando su amistad, su confianza y su amor. Un simple acto de atención nos pone en contacto con Él. Un simple pensamiento es suficiente para hablarle, un simple movimiento le da nuestro amor.Dom M. Eugene Boylan, O. Cist. R., Dificultades en la oración mental, 1948.